El Domingo de Ramos nos hace una introducción y nos pone en el contexto de Jesús en Jerusalén. Creemos que esta es la primera narración que tenemos de Jesús ya que lo que más preocupaba a las primeras comunidades cristianas en diferentes lugares, a la luz de la fe, era narrar la pasión, muerte y resurrección de Jesús.
Siguiendo con la idea de convertirnos a su RED, hoy vamos a ver «cómo tejer la RED».
Incorporamos otra imagen, propia para el día de hoy
Ideas de la imagen.
- Enlaza con el domingo de Ramos. La voluntad de Jesús de encontrarse con su gente para celebrar la Pascua. Somos congregados a encontrarnos en esa celebración.
- Tenemos dos elementos conocidos, aunque no hemos tomado el pan ya terminado y el vino fermentado, pero no como productos terminados sino como semillas donde surgen.
- Las semillas, los brotes, significan la idea de la germinación, muy presente en la celebración del Jueves Santo. Cuando preparamos las cosas, cuando las cuidamos para que vayan creciendo estamos provocando el proceso de germinación.
- Importancia de muchas manos en la imgen. La red, el encuentro, se construye entre todos. El liderazgo es siempre compartido con distintos carismas y dones, como decía Pablo. Cada uno aporta lo que tiene y con ello se va construyendo y se va ese espacio de encuentro.
El texto litúrgico con el que empieza hoy la celebración es el de la segunda lectura; 1Cor 11, 23-26. El recuerdo, hacer memoria como comunidad que crece a lo largo del tiempo, es una necesidad ya en las primeras comunidades. El signo fundamental para la primera comunidad es el de Jesús: tomar el pan, dar gracias, bendecir a Dios, partir y «el compartir», que es el gesto que incluye Jesús. Eso formaba ya parte de la tradición judía de celebrar la experiencia salvadora del encuentro con Dios que nos ofrece un amor sanador y salvador. Jesús celebra, como hombre judío, con su propia tradición: preparando el cordero para que no esté crudo, con un pan sin levadura, hierbas sin cocinar (Ex 12) que implica el apresuramiento del pueblo judío en la salida de Egipto, para seguir a Dios a través del desierto hasta la tierra prometida.
Jesús celebra en Jerusalen, encontrándose con más gente siguiendo su tradición, pero lo va a hacer de manera diferente ya que entiende la familia de modo diferente (Mc 3, 31-35). Esta es una forma de ser familia. En ese lugar de celebración estamos todos, de verdad, con otras formas de entendernos unos a otros, con nuevas relaciones. En el fondo esta es una narración de la realidad diferente. Jesús en este momento de hacer presente esta experiencia de liberación propone una forma diferente de estar en el mundo. Jesús está tejiendo la red, en eso que Él llama Reino de Dios, expresión conocida, que suena en la cultura judía, pero que en Jesús va a tomar un color diferente. Y esto lo hace con un signo, con la metáfora que nos presenta el evangelio de Juan en el centro de la narración (Jn 13, 1-15).
«Jesús se levanta de la cena, se quita el mando, toma la toalla y se la ciñe». Este proceso detallado que podemos visualizar, nos dice que la forma de ser comunidad, de ser familia en Jesús es diferente. El texto, al final, dice: «Si yo el maestro os he lavado lo pies también vosotros debéis lavaros los unos a los otros. Os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis» porque no siempre sucede así. No siempre entendemos el gesto y esto lo representa muy bien Pedro. Este proceso de encuentro es también un proceso colectivo en el que hay una llamada personal, que me toca a mí, como toca a Pedro cuando le hace sentirse incómodo y le hace reaccionar y por otro lado es una llamada comunitaria para ver cuál es la propuesta que yo recibo de los otros que quieren formar esa comunidad porque han aceptado la llamada personal. Eso es tejer la red y tiene una doble direccionalidad:
- La llamada personal es una decisión propiamente mía, que debo discernir personalmente, desde mi encuentro con Dios de Jesús. Es una decisión de querer sentarme a la mesa donde están el pan y el vino que hemos tomado bendecido y partido. Eso no es algo fácil de asumir en el día a día y tiene unas consecuencias. Parábola de la boda (Mt 22) el padre pregunta Amigo porque has entrado aquí sin traje de boda. Mi llamada personal debo seguir cuidándola, poniéndola en relación con las otras llamadas personales. Hay que vestirse de boda.
- La llamada comunitaria es una invitación a encontrarme con el otro para acogernos unos a otros y ayudarnos a crecer unos a otros. Y eso también tiene sus consecuencias en el conflicto y en las diferencias y tiene muchas ventajas en el crecimiento de la comunidad. Hoy nos situamos en ese tejer la red, construir el proceso juntos desde mi proceso personal y decisiones enlazadas y relacionadas con las de los otros.
Tejer la fraternidad, celebrar este sentido de una nueva familia tiene que ver con experimentar frecuentemente estos procesos de fraternidad, desde lo más pequeño, las semillas, que tienen el potencial de dar fruto, aunque dependan de muchos factores. Necesitamos poner en contacto las semillas con la tierra, ese es el principio de la acogida, fundamental en Jesús con sus actitudes. Ahí tenemos multitud de ejemplos: Zaqueo, la samaritana, la hemorroísa, etc… Acogida sin juicio porque hay confianza en el otro, en su capacidad y en todas sus potencialidades, como la semilla tiene sus potencialidades para crecer. Aceptando también la diferencia porque todos vamos a ser diferentes. Pero siempre cuidando este proceso de fraternidad. La idea del cuidado continuo es la idea del proceso que no siempre se hace de la misma manera.
Todo esto se cuida a través de la mirada. Una mirada consciente, abierta, capaz de captar los detalles y cuestiones que tienen que ver con las necesidades del otro y que yo puedo acompañar. Desde ahí importancia de
- la Parresía, decirse las cosas con cariño, tal y como son. Eso nos ayuda a vincularnos de manera veraz y transperente
- la Reconciliación, capacidad de volvernos a encontrar en el conflicto, en las situaciones de dificultad hacer procesos de volver al principio, a la mesa de Jesús y de ahí partir de nuevo. Así, tejemos la fraternidad.
Algunas ideas para compartir.
- Celebrar la pascua es recordar la experiencia salvadora de Dios y actualizarla hoy.
- Tomar el pan, dar gracias y partirlo es signo de la comunidad cristiana y para ello debe prepararse a través de la construcción de redes (fraternidad)
- Las redes se tejer como procesos, que se inician en el pequeño y se cuidan dándoles coherencia al propio proceso
- Tejer la fraternidad es vivir la «hora» plena, darlo todo por los tuyos.
Las redes son semilleros que crecen en miles de direcciones. No siempre es posible ver el resultado. Eso es el Reino, el cuidado de hoy para al fruto de mañana. Hacernos real la ESPERANZA cristiana.
Propuestas para el día de hoy
- Construir una red con materiales reales, poner nombre y rostro a esa red y trazar de un retrato a otro los hilos profundizando esas relaciones. Ver cómo fortalecemos esas relaciones, qué hago con las que están debilitadas o rotas, cómo las trazo de nuevo.
- Colocar a Jesús en esa red: Qué palabras de aliento suscita Jesús en esa red. ¿Cómo se sitúa?, ¿dónde le veo transitar? es el centro pero a la vez es la sabia que conecta la red, ¿dónde me invita a una conversión personal y comunitaria?… Ponerlo en presencia de Dios y hacer que estas relaciones representadas se hagan reales.
- Si tenéis redes sociales compartirlo con más gente que también está en esta vivencia de la fe en otros lugares.
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