Desde la CVM se acompaña y anima la creación de las CCMR en todas las obras de la provincia. El parón que nos ha impuesto la pandemia se ha dejado notar, y mucho, también en este ámbito. Son varios los centros que ya llevaban una trayectoria amplia de encuentros anuales de todos estos grupos, animados por un núcleo coordinador, compuesto por un representante de cada uno de ellos. Los objetivos de este encuentro eran sencillos: compartir cómo estamos esta tarea de animación; los retos, dificultades y buenas prácticas que vamos realizando y cómo no, alentarnos unos a otros fortaleciendo los lazos de familia que nos unen.
De entre las muchas ideas compartidas rescatamos las siguientes:
- La pandemia ha supuesto un momento de parón importante en la cohesión y conocimiento de los diferentes grupos en todas las obras.
- Hay una mayor dificultad para visibilizar lo que hacemos y lo que queremos seguir haciendo, al no ser posible los encuentros presenciales.
- Hay un gran interés porque los jóvenes que van terminando sus procesos conozcan que hay una realidad adulta en la que se pueden integrar, si ese es su deseo.
- Hay una preocupación por el cansancio que se detecta, en la sociedad en general y en nuestros grupos. Aunque lo online ha sido «tabla de salvación» para seguir manteniendo el contacto se empieza a percibir un «aburrimiento telemático». Además algunas personas tienen dificultades para contactar por estos medios. Por eso nos sentimos llamados a hablar de esperanza y alentar el deseo de «estar juntos».
- Aunque percibimos que es tiempo de mantener lo que tenemos, acompañándonos mutuamente, también vemos que hay crecimiento. Han surgido nuevos GMEs de padres y madres en algunos centros, las comunidades juveniles se van integrando más en la vida adulta y ha habido crecimiento en la CCMR de Sarriguren.
Terminamos recordando que es bueno que echemos de menos el contacto y los encuentros. Esto nos habla de lo auténtico que deseamos y que está inserto en nuestro ADN, somos familia y queremos estar juntos.